Nada tienen que ver las anteriores crisis económicas con la actual. La pandemia mundial declarada por la Organización Mundial de la Salud el pasado 11 de marzo, provocada por el COVID19, marca un antes y un después en la globalización económica y ha puesto en evidencia la fragilidad e injusticia del modelo social y económico de nuestra época. Es verdad que los riesgos son iguales para todos los países, pero la capacidad y las posibilidades de enfrentarse a éstos marcan también la realidad de la desigualdad en el mundo..

Los Resulta incomprensible que estando en la era de mayor creación de riqueza, la desigualdad mundial sea el mayor mal del siglo XXI ya que la mitad de dicha riqueza se encuentra en manos del 1% de la población.

Esta vez, aun en contra de los pensamientos neoliberales, la salud de las personas se ha antepuesto a los intereses económicos, paralizando la actividad productiva ante las medidas de confinamiento adoptadas. Las restricciones a la movilidad se han visto reflejadas en la caída del PIB y pérdida de empleo, los mayores desde el inicio del siglo XX.

Desde la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT PV hemos tramitado alrededor de 8.650 ERTEs que han afectado a 103.000 trabajadores y trabajadoras de esta Comunidad en el periodo comprendido entre el 12 de marzo y el 22 de abril. Dichas medidas de regulación no finalizarán con el levantamiento del estado de alarma y ni siquiera cuando revierta el COVID19, si no que se mantendrán en el tiempo hasta que consigamos incentivar la economía mundial.

Esta vez no podemos volver a repetir las mismas políticas de austeridad que aplicamos en la última crisis financiera y que ya demostraron su falta de efectividad. Ahora las medidas deben de pasar por acciones que estimulen la economía para frenar la desaceleración, como pueden ser: las políticas fiscales expansivas que aumentan el gasto público, reducción de la recaudación fiscal a las clases más desfavorecidas, incentivación del consumo con mejoras salariales y defensa del empleo y políticas sociales, como puede ser el ingreso mínimo vital, que protege a la sociedad de las desigualdades que generan situaciones de pobreza más absoluta en muchos de los ciudadanos de este país.

Ahora es el momento de realizar un cambio global del sistema productivo, buscando la transición a una economía sostenible con la creación y reconversión a través de una transformación justa, donde se impulse la "industria tecnológica", puesto que es la que crea y subcontrata tecnología, genera empleo de calidad, arrastra la enseñanza universitaria de nivel y crea oportunidades internacionales.

También es el momento de reconvertir el sector agrario en industria, donde dignifiquemos el trabajo del campo con salarios dignos, con condiciones de salud laboral y ergonomía, mano de obra cualificada y formada, eliminando las condiciones precarias y peligrosas. El sector de la construcción que sigue estando, estancado en procesos y procedimientos centenarios que generan los más altos índices de siniestralidad, también necesita de una revolución industrial donde se apliquen las últimas tecnologías 4.0 igualándose a otros sectores. En definitiva, rentabilizar el talento, el conocimiento y los nuevos avances tecnológicos para que nadie se quede atrás.

Este 1º de Mayo UGT se reivindica un nuevo orden mundial más justo y solidario, donde el bienestar de todas las personas, sin distinción de raza, religión, sexo o nacionalidad; sean la prioridad en todas las acciones del ser humano. Ahora más que nunca estaremos cerca de ti, impidiendo que nadie se quede atrás, demostrado, una vez más, ser la herramienta necesaria para velar por los derechos, libertades y justicia de la sociedad.

Daniel Argente Fernández, Secretario General de la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT PV.